Consultorio Ético de la Fundación Gabo
20 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

En una reunión íntima con dirigentes de una central Sindical tuve acceso a una información documentada sobre actos de corrupción en esa entidad. Se lo comuniqué al editor de política quien, para mi sorpresa, publicó todos los detalles que le dí y que me identificaban como fuente. Los dirigentes reclamaron y me exigieron una rectificación.
Se puso en juego la amistad que tenía con ellos, pero yo sabía que no había lugar a una rectificación. Les dije, sin embargo, que les garantizaba espacio para que hicieran pública su propia rectificación. Ellos se negaron. Todavía pienso si hice bien en sacrificar esa amistad con una buena fuente.
Es un dilema frecuente: o la verdad, o la fuente.Sin embargo es un dilema que no tiene razón de ser porque para el periodista la fuente es un medio para llegar a la verdad. Por tanto, si la fuente engaña, o pretende impedir la difusión de la verdad que el periodista considera útil para sus lectores, la fuente pierde su razón de ser.
Esta consideración vuelve relativa la lealtad del periodista con su fuente. En principio, es mirado como un error con consecuencias, el convecimiento de que a las fuentes se les debe una lealtad absoluta. Puesto que la fuente es un medio, la relación con ella depende de la utilidad para encontrar la verdad que se le debe al lector.
Además, es de desconfiar el periodista con pocas fuentes. Mantener una lista abundante de fuentes, renovarla permanentemente y someter siempre las fuentes a crítica, son normas que uno encuentra en la práctica de los mejores periodistas.

Documentación.

Algunos códigos de ética presentan la norma sobre la información comprobada y la relacionan con el manejo de las fuentes. Los códigos de Finlandia, Noruega y Suecia consideran que las fuentes "deben ser tratadas críticamente" . Por importante y autorizada que sea la fuente, el periodista no está relevado de su obligación de someter a crítica los datos que recibe.
El código griego previene sobre la prisa, una de las circunstancias que parecen oponerse a la comprobación de las informaciones: "no se debe sacrificar la exactitud por la rapídez, o la verdad por el oportunismo." Los periodistas yugoslavos anotan, para confirmar la necesidad de comprobar antes de publicar: " Los daños causados por no comprobar no los compensa una explicación posterior ni una rectificación."
Veinticinco códigos de ética se refieren a la información comprobada y 24 a la información completa. Se trata, explican los griegos, de mantener la buena fe del periodista en sus relaciones con el público. Por eso, la regla fundamental es sólo presentar hechos debidamente comprobados. (Asociación Interamericana de Prensa) El código de las Naciones Unidas es riguroso en este aspecto: "deben comprobarse todas las informaciones que van a ser publicadas." El código de Africa del Sur es más elástico: "se deben comprobar aquellas informaciones de las que haya razón para dudar."

Porfirio Barroso Asenjo y Ernesto Villanueva.
Recopilaciones de códigos de ética.

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